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viernes, 17 de septiembre de 2010

Pues tú también.

Pues tú también
Publicado por Miguel Jara el 16 de Septiembre de 2010
Conocer la actitud y el comportamiento de los médicos de atención primaria frente a los visitadores médicos de la Industria Farmacéutica (IF) en una ciudad española. Ese es el objetivo de uno de los escasos estudios sobre la materia realizado en la Península Ibérica y publicado en la Revista Clínica de Medicina de Familia. Y ofrece paradójicas conclusiones +info



Jahsmal.

martes, 14 de septiembre de 2010

LAS ALAS DE LA VIDA

Cuando se hizo mayor, su padre le dijo: `hijo mío: no todos nacemos con alas. Pero, aunque no tienes obligación de volar, sería una pena que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado'.

- Pero yo no sé volar - contestó el hijo.

- Es verdad - dijo el padre. Y lo llevó hasta el borde del abismo de la montaña.

- ¿Ves, hijo? Este es el vacío. Caundo quieras volar, vienes aquí, saltas al abismo y, extendiendo las alas, volarás.

- ¿Y si me caigo? - el hijo dudó.

- Aunque caigas, no morirás. Solo te harás algunos rasguños que te harán más fuerte para el siguiente intento - contestó el padre.

El hijo fue a ver a sus amigos, con los que había caminado toda su vida. Los más estrechos de mente le dijeron:

- Tu padre está medio loco. ¿Para qué necesitas volar? ¿Por qué no te dejas de tonterías?...

Los mejores amigos le aconsejaron:

- ¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio? Prueba a tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol. Pero... ¿desde la cima?...

El joven escuchó su consejo. Subió a la copa de un árbol y, llenándose de coraje, saltó. Desplegó las alas, las agitó con todas sus fuerzas, pero se precipitó a tierra. Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre.

- ¡Me mentiste! No puedo volar. Lo he probado y ¡mira el golpe que me he dado! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.

- Hijo mío - dijo el padre -, para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en paracaídas: necesitas cierta altura antes de saltar. Para volar hay que empezar corriendo riesgos. Si no quieres, lo mejor quizá sea resignarse y seguir caminando para siempre...

Jorge Bucay "Déjame que te cuente”
 
 
 
 
Jashmal.